Scott Kinabalu Enduro VS Salomon S-Lab Wings Softground

Las primeras sensaciones generales al calzarnos las Scott Kinabalu Enduro son verdaderamente interesantes. Su estética, protagonizada por los colores naranja y amarillo chillón, es atractiva a la vez que debemos admitir que bastante arriesgada. Se ha optado por unos colores verdaderamente estridentes y poco frecuentes en zapatillas de trail y que, quizás, sean más afines al abigarrado mercado norteamericano que al europeo, pero seguro que no deja indiferente a nadie. Existe una versión menos llamativa pero de colores igualmente poco convencionales (azul claro y naranja), muy en la línia de la marca de diferenciarse mediante combinaciones inusuales. Con ello transmite una personalidad rupturista y un aire de agresividad que resultan divertidos. El pie entra cómodamente en la zapatilla y queda perfectamente alojado en su amplio interior gracias a una plantilla que resulta bastante envolvente y a una horma suficientemente ancha (pero tampoco demasiado: observamos que se ha estrechado un poquito respecto a las Kinabalu 3.0). Constatamos que la parte del talón queda muy ajustada y, en cambio, en la parte delantera los dedos tienen cierto recorrido, hecho que en líneas generales resulta una buena noticia si queremos realizar distancias verdaderamente largas con ellas. En cuanto al peso de la zapatilla, advertimos que en ningún caso hablaremos de ligereza: se trata de una zapatilla robustísima y un poco pesada (que, a pesar de lo que se afirma en la web del fabricante, se acerca a los 430 gramos en el número 10.5 US).

Calzadas y atadas, estas Salomon S-Lab Wings Softground, tienen 2 caras. La cara amable, un upper, dónde es muy fácil introducir el pie y que ajusta muy bien y se siente muy ligero. Y por el otro lado, una cara mucho más dura y radical, con una suela contundente que muerde el suelo y que en nuestras primeras pisadas sobre suelo duro, no transmiten mucha comodidad. Algo que tienen en común las dos caras, es su ligereza. 291 g en talla 8 US. ¡No está nada mal!