JET

FERRINO

DATOS TÉCNICOS

  • Peso 180 g
  • Precio 54,90 €
  • Temporada SS19
  • Longitud variable No
  • Tramos plegables 4.0

GALERÍA


CONCLUSIONES

Primeras sensaciones y descripción

El modelo de Ferrino Jet para esta review mide 120 cm de largo, pero también los hay de 110 cm y de 130 cm. Los palos tienen un diámetro de 14 mm y pesan 400 gramos, y una vez plegados en cuatro tramos pasan a ocupar una extensión de unos 30 centímetros. El interior del palo lo recorre un fino, pero muy resistente, cordino. La empuñadura consiste en un ligero revestido de espuma y como dragonera tienen una cinta de casi 50 cm, sin más.

Frente a otros palos pueden parecer menos elaborados y cuentan con menos detalles, pero una vez en nuestras manos sorprende lo livianos que son y la consistencia de todos sus componentes, como son la empuñadura y el cordino utilizado para su montaje. La sencillez de su diseño no ha de engañarnos pues, lejos de ser un punto débil, Ferrino ha logrado unos palos que son muy fáciles de manejar, para nada complicados, quedando muy bien recogidos cuando están plegados, por lo que pueden cogerse ambos palos con una sola mano sin problemas.

Todo ello nos hace pensar que el fabricante ha evitado elementos superfluos para lograr unos palos simples pero eficientes, con una imagen nada robusta pero que transmiten fiabilidad antes de comenzar a correr con ellos.

La destacable ligereza de los Ferrino Jet se debe al material utilizado en su construcción: Aluminio 7075, consistente en una aleación (es decir una combinación) de aluminio con zinc, siendo posiblemente la aleación de aluminio de mayores prestaciones, llegando a ser utilizado en campos reservados inicialmente al acero. Su implantación se extiende a la náutica, automovilismo y aviación, especialmente en los elementos que configuran su transmisión. Como curiosidad, uno de sus primeros usos fue en la construcción de la estructura de un caza utilizado por Japón en la Segunda Guerra Mundial…

Resumiendo, se trata de un material que se caracteriza por una muy buena resistencia, con un alto ratio resistencia-densidad, que se traduce en la destacable ligereza que notamos al coger los palos, como hemos indicado.

A diferencia de los Eiger, elaborados en duraluminio, los Jet no son tan flexibles pero ganarán en resistencia, por lo que el propio fabricante nos los recomienda no solo para la práctica de trail running, sino también para lo que llaman excursionismo ligero.  

Introducción

Ha llovido desde la creación de Ferrino en una tienda de pinturas de Turín allá por el año 1870. Un avezado Cesare Ferrino comenzó a trabajar en la impermeabilización de tejidos; pronto se produjo su expansión por toda Italia, y con la fabricación de tiendas de campaña para amantes de la naturaleza, amplió sus fronteras. Así, Ferrino lleva más de un siglo y medio trabajando en la elaboración de materiales que protegen de forma eficiente de las inclemencias climatológicas, incluso en situaciones más extremas, como las que se pueden dar en alta montaña.

Con el paso del tiempo y la expansión del negocio, Ferrino ha ido ampliando el catálogo de sus productos, fabricando otros complementos para actividades outdoor como son los palos o bastones, originariamente utilizados por los montañeros en sus travesías y que ahora también han acogido con gusto los corredores de montaña.

Para los trailrunners precisamente Ferrino presentó en su día los Eiger, bastones que ya fueron objeto de análisis en TRAILRUNNINGReview. Unos palos muy ligeros, flexibles y plegables en cuatro tramos que han sido utilizados por multitud de corredores, especialmente en ultras. Ahora se añaden a la familia los Ferrino Jet, que sin duda guardan un gran parecido con los Eiger, especialmente en cuanto a diseño. Aprovechando las buenas prestaciones de estos últimos, pero con algunas variaciones que los harán más polivalentes ,tal y como iremos viendo.

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REVIEW

Experiencia en carrera

Experiencia en carrera

El sistema de montaje de los Ferrino Jet es idéntico a los de los Eiger: simple y eficiente. Los tramos del palo van encajando al tirar del cordino que sobresale por la parte superior de la empuñadura, hasta ajustarlo en una muesca, mediante un nudo que ya tiene hecho en el punto adecuado para ello. En cuestión de pocos segundos tenemos los palos preparados para comenzar a correr… o caminar. Para plegarlos basta con soltar el cordino de la muesca indicada, y al ir tirando de los tramos podemos recogerlos también en muy pocos segundos.

Una vez fijados no parecen nada robustos, pero en cuanto empezamos a trotar apoyándonos en ellos, desaparece la sensación inicial de fragilidad. Se muestran firmes y nos transmiten la seguridad que esperamos de este complemento para nuestras salidas por la montaña.

Principalmente solemos ver los palos de trail running en dos tipos de carreras, con unas utilidades diferenciadas. En carreras verticales, en las que precisamos de los palos en subidas con fuerte pendiente, logrando hacer palanca para ayudarnos en cada zancada con la fuerza de nuestros brazos. En carreras de larga distancia, en las que si tenemos una eficiente técnica de “bastoneo” lograremos disminuir la sobrecarga en las piernas, según señalan estudios al respecto, que hablan de una reducción de entre el 15 y el 20 por ciento de la carga… No es un tema exento de debate, pero de ser así los palos, aunque no nos darán mayor velocidad, sí seguridad y reducirán el cansancio. También podemos usarlos en bajadas para ganar estabilidad gracias a contar con dos puntos de apoyo de más, especialmente si el terreno presenta dificultades que nos hacen perder el equilibrio.

Por las características de los Ferrino Jet, sin duda su uso ideal será el correspondiente a las largas distancias. Gracias a su ligereza, facilidad de montaje y desmontaje, y al poco espacio que ocupan, resultan idóneos en carreras ultras, en las que vamos encontrando largas subidas y bajadas en el camino.

Sirva de ejemplo que, en el período de pruebas para esta review, hemos participado en una carrera con 5.500 metros de desnivel positivo, que se podían agrupar en unas seis largas subidas. Utilizando los palos en todas las cuestas, pero no en todas las bajadas (solamente las partes más técnicas). Si bien en las dos primeras subidas diríamos que no se apreciaron grandes diferencias al ayudarnos con los palos, al cabo de unas cuantas horas y unos cuantos kilómetros, se requería más de la fuerza de los brazos para mantener un ritmo constante en cada nueva subida.

Lo anterior supuso que montáramos los palos en cinco ocasiones, con sus respectivos desmontajes, invirtiendo para ello pocos segundos y siempre sobre la marcha, sin necesidad de pararnos ni para guardarlos ni sacarlos de la mochila. Conforme pasaban las horas y se iban perdiendo facultades por el cansancio, era muy de agradecer la sencillez del fijado y plegado de los palos, que se podía hacer ya de forma automática, sin pensar.

En cuanto al modo de cargar con ellos, debemos añadir que también hemos corrido llevándolos en un cinturón. Sin ningún problema. Incluso en los cinturones más ligeros que podemos encontrar, los Ferrino Jet se han ajustado bien, sin rebotes y sin notar un exceso de carga en la zona lumbar.

Para carreras verticales, en las que se ponen los cinco sentidos en cada zancada, empujando todo el cuerpo con la fuerza de los brazos, se utilizan mejor los palos rígidos, pues los que son plegables siempre tienen un mayor riesgo de rotura. Aun así, hemos subido alguna montaña, superando más 600 metros de desnivel, a buen ritmo y los Ferrino Jet han aguantado esas embestidas muy dignamente, sin sufrir daños, pero sin llegar a transmitir la seguridad de los palos rígidos. De todos modos, no creemos que éste sea su mejor destino, insistimos que sus características los hacen ideales para las largas distancias.

Empuñadura

Empuñadura

En la empuñadura de los Ferrino Jet se puede apreciar de forma notable el minimalismo con el que se diseñaron. Consiste en un revestimiento de espuma, ligero y sin diseño ergonómico para colocar los dedos. Tiene una extensión de 20 cm, que resulta suficiente para poder agarrar el palo de modos distintos. Según publicita Ferrino el material es antideslizante, lo cual es cierto, pues pese al sudor de las manos no han resbalado, manteniéndose un buen agarre.

En la parte superior de la empuñadura se asoma el cordino sobrante una vez fijados los palos. Queda colgando, sin contar con ningún sistema de recogida eficiente, pues meterlo en el agujero por el que sale nos tomará un buen rato. Llevar unos 20 cm de cordino rebotando junto a las manos acaba siendo algo molesto. No ha causado ningún daño por roce o similar, pero después de muchas horas de carrera estas cosas o logras obviarlas o acaban siendo una molestia.

De la empuñadura cuelga la dragonera, formada por una cinta de un centímetro de ancho, cuya extensión puede regularse fácilmente mediante un pasador, según sea el tamaño de las manos del corredor. Esta pieza resulta clave para sacar el máximo provecho del uso de palos en subidas. Así, la fuerza para empujarnos hacia arriba no debemos hacerla agarrando la empuñadura, sino mediante el apoyo en la dragonera. Entonces, resulta inevitable el roce en la parte exterior de la palma de la mano, así como entre los dedos pulgar e índice. Al no contar la dragonera de los Ferrino Jet con ningún acolchado o protección (recordemos que solamente es una cinta), si tenemos piel sensible o, simplemente, llevamos muchas horas de marcha, podremos tener molestias en las zonas de roce indicadas, que podrían pasar a mayores.

Para lograr evitar lo anterior, no hay que estar horas y horas en contacto con las zonas críticas descritas. Entonces, si tras una subida, en la que resultará necesario hacer buen uso de las dragoneras, queremos seguir utilizando los palos, podemos agarrarlos sin pasar la mano por las mismas. De este modo evitaremos durante un rato el roce para que descansen nuestras manos y, además especialmente si afrontamos bajadas, en el caso de una caída podremos soltar rápidamente los palos, para que no se nos traben entre las piernas o puedan partirse.

Punta

Punta

El extremo de la punta de los Ferrino Jet cuenta con un ápice en forma estrellada. Es una de las partes esenciales de unos palos, pues de la misma depende el contacto con el terreno, equivalente a la suela de unas zapatillas, por eso resulta importante conocer de qué está hecho.

La punta está elaborada en tungsteno, uno de los minerales más raros del planeta, que difícilmente puede conseguirse en estado puro. Se trata del elemento número 74 de la tabla periódica, siendo uno de los más duros y densos, con un punto de fusión y ebullición no superado por ningún otro. Las aleaciones logradas con tungsteno se caracterizan también por una gran solidez y resistencia a la abrasión. Vamos, que es resistente, muy pero que muy resistente.

En el uso dado a los Ferrino Jet hemos pasado por diversidad de terrenos, mostrando un agarre excepcional en todos ellos, fueran duros, blandos, secos o mojados. Así, en tierra los palos se fijan sin ningún problema, obviamente. Apoyándonos en superficies lisas pero duras, fueran de piedra caliza o de pizarra, como las que encontramos en alta montaña, los palos se fijaban al suelo al primer apoyo, sin resbalones. Tampoco en terreno mojado hemos tenido ningún desliz, pudiendo volcar el peso del cuerpo sobre el palo sin temor a que fallara el apoyo. Sin duda las espectaculares prestaciones del tungsteno con el que están elaboradas las puntas han sido bien corroboradas, sin objeción.

Por otro lado, con los Ferrino Jet el fabricante nos entrega dos tacos de caucho que se sobreponen a las puntas de tungsteno, que pueden servir a modo de protección si guardamos los palos o bien para el paso por superficies duras o de asfalto. Este complemento también puede resultar útil si queremos utilizar los palos en zonas de especial protección, pues es cierto que las fantásticas puntas de tungsteno pueden dañar bastante el terreno blando de montaña.

También cuentan en esta parte con una rosca para poder fijar un florín, que será de ayuda para mantener la estabilidad en zonas con nieve o suelos con mucha vegetación, al evitar que se hunda el palo, al menos en parte.

Extras

Extras

Los Ferrino Jet no se entregan con ninguna bolsa para poder ser guardados, bien fuera en el armario de casa o en una mochila durante la carrera. Como extras solamente podemos citar las puntas de caucho descritas en el apartado anterior, así como una pequeña cinta que mediante un velcro puede sujetar los palos juntos. Aunque esta última, al ser tan justa y fina (no llega al centímetro de ancho) no resulta nada práctica, y menos para su uso en carrera, pues hay que invertir un rato hasta que se logre fijar bien los palos mediante dicho sistema.

Resistencia y durabilidad

Resistencia y durabilidad

Realizando un análisis visual al acabar todo el período de pruebas, tras un mes de uso, no apreciamos señales de desgaste reseñables en ninguna de sus partes. Los componentes textiles de los Ferrino Jet (empuñaduras, dragoneras y cordinos para fijar los palos) se mantienen sin roces ni deshilachados.

Por su parte, la puntera de tungsteno tampoco muestra desgaste alguno. Mantiene su dibujo original y sus buenas prestaciones, en cuanto al agarre o fijación a los diferentes terrenos. Y eso que hemos realizado buena parte de las pruebas en suelos abrasivos.

Los tramos en los que se divide el cuerpo del palo no han sufrido abolladuras, no se han doblado y sus juntas siguen bien perfiladas, encajando perfectamente unas piezas con otras. Solamente alguna ralladura por roces, inevitables al paso por terrenos pedregosos, advierten del uso intensivo dado a los palos.

En definitiva, los Ferrino Jet han dado muestras de estar elaborados con materiales de primera calidad y gran resistencia, por lo que parece que, si no tenemos ningún accidente con ellos, van a tener una larga vida para acompañarnos en nuestras salidas al monte.

Conclusión

Conclusión

Las principales características de los Ferrino Jet se han confirmado a lo largo de todas las pruebas que hemos realizado con ellos. Unos palos ligeros, de uso sencillo pero muy eficiente, donde el fabricante se ha centrado en lo esencial para que el corredor logre tener una ayuda fiable en el desarrollo especialmente de carreras o entrenos de larga distancia.

Evidentemente se pueden definir como palos minimalistas, al no contar con ningún elemento superfluo, sino justo lo necesario y con un simple diseño. En su elaboración se ha primado la ligereza y las prestaciones importantes que deben tener unos buenos palos, frente a una mayor comodidad o ergonomía.

Debiéndose destacar que, pese a una aparente fragilidad de sus materiales, han dado una respuesta muy buena, mostrando ser de gran calidad, aguantando la suma de kilómetros y horas de uso sin sufrir alteraciones reseñables en ninguno de sus componentes.


PROS

1. Ligereza.

2. Eficiente sistema de montaje y desmontaje.

3. Buena punta, tanto por el agarre como por la durabilidad.


CONTRAS

1. Dragonera: La cinta puede acabar molestando a lo largo de las horas.

2. Cordino para fijar los palos: Al no guardarse la parte sobrante, con el movimiento su rebote resulta molesto.


POSIBLES MEJORAS

1. Añadir una bolsa o algún sistema para guardar los palos cuando no los utilizamos en carrera.

2. Darle un acabado más acolchado a la dragonera, para las manos de piel sensible.

COMPARADOR

Vs.

Autor: Sergio Perbech

Fecha de publicación: 07/07/2019

TRAILRUNNINGReview