Adidas Raven Boost VS Scarpa Enduro

El diseño de las Adidas Raven Boost es un tanto retro. En este modelos son principalmente negras, recuerdan a las botas de fútbol de antaño, de estilo modesto. Vistas sobre el suelo tiene forma de arca, la parte delantera y trasera se elevan y dan esas sensación. No llegan a ser unas Hoka, pero se parecen. La suela también dista de ser normal: es redondeada por los bordes. Se mete hacia la media suela creando un efecto de redondeo. La primera vez que se coge la zapatilla para ponérsela enseguida se fija en lo amplia que es la horma y la lengüeta. Estamos acostumbrados a ver hormas anchas en modelos de ultra trail, pero pocos tienen una lengüeta así. Sin embargo, a pesar de esto, cuesta un poco meter el pie. Hay que abrir casi al máximo los cordones para hacerlo con comodidad. Tanto es así, que se puede llegar a creer que se está equivocado de talla. Cuesta que el pie entre, hay que hacer un poco de juego y tirar de la lengua que sobresale del talón para que encaje. Una vez que esto se consigue, es el momento de pisar sobre el Boost™. No parece nada especial, pero cuando se empieza a caminar las cosas cambian: este innovador material de una sensación muy cómoda. Si se pisa con los talones para forzarlo las sensaciones son las mismas. En el pie, las Adidas Raven Boost™ se notan ligeras, aunque sin excederse. Pesan 277 gramos en la talla 7.5 (US), que no está mal para ser unas zapatillas ideadas para la larga distancia, pero que no es nada del otro mundo. La liviandad no es su característica principal.

Si de algo pueden presumir estas Scarpa Enduro es de ROBUSTEZ, así, en mayúsculas. Pues es un producto que tan solo poner el pié dentro nos da una sensación de llevar unas zapatillas muy protegidas, muy duras y de bastante peso. Es una zapatilla que deja entrar de forma fácil el pié, con unos acolchados laterales muy cómodos, y de una horma muy ancha. Pese a ser unas zapatillas de entrada cómodas, notamos que la mediasuela es muy rígida, y nos da la sensación de estar algo alejados del suelo, incluso nos cuesta doblar el pié, incluso forzándolo adrede, la mediasuela no cede... De todas formas, esto es algo habitual en muchas zapatillas del estilo, donde tras unos kilómetros iniciales (unos 50) dicha rigidez va desapareciendo paulatinamente. La misma robustez y rigidez la notamos a la hora de atarnos la zapatilla al pié. Tenemos que hacer bastante fuerza para conseguir que la zapatilla se amolde al contorno de nuestro pié... De nuevo, esperamos que esta rigidez no sea tanta tras los días por la montaña, pues la sensación es de que nos falta algo de sujeción en general por todo el pié. Eso sí, si sois de pié ancho, seguramente este problema no sea tan pronunciado. Una vez hemos conseguido ponernos las zapatillas y atarlas nos entra un poco la sensación de demasiado peso en nuestros pies. Pero valoramos que es una zapatilla dura y robusta, con lo que podemos entender el porqué de este peso, veremos qué tal se comporta en carrera...